A lo largo de todo este tiempo he vivido con miedo. Miedo a mostrar mi personalidad. Miedo a entrar en alguna tienda y preguntar por un "algo" y que ese "algo" no lo tengan y me tenga que ir descontento. Miedo a cambiar un billete de 20 euros en una cafetería para sacar tabaco. Miedo al fracaso (tanto personal como profesional). Miedo a la gente. Miedo a confiar plenamente en alguien. Miedo de mí mismo. Miedo a la vida.
He aprendido que todo eso no sirve de nada si la vida te demuestra que no tienes por qué tener miedo, a nada ni a nadie. Es algo que muchas veces no puedes evitar, pero tiene solución y esa solución es disfrutar de tí y así los demás podrán disfrutar contigo.
Sigo teniendo miedos, claro que sí, pero me ayuda pensar que no todo está en mi contra. Tengo amigos (con sus cosas buenas y malas) que me demuestran que están ahí, tengo a mi chico que es lo más grande que la vida me ha podido dar y no me imagino una vida sin él a mi lado, tengo una familia que ha sabido respetarme y darme una educación BRUTAL que ya quisieran muchos y, me tengo a mí, que no deja de ser importante. De hecho, es lo que más importa. Estar feliz contigo mismo, aunque hayas engordado o aunque sientas que no has escogido un camino correcto, aunque haya mañanas en las que digas: "No puedo" y aunque te decepciones a ti mismo. La vida es así, aprender de tus propios errores, levantarte cada día con fuerza y luchar, sobre todo LUCHAR por lo que quieres.
Seguiré luchando hasta el fin de mis días, a fin de cuentas, nadie va a hacerlo por mí y tampoco lo pretendo.
